¿Qué es un Salmo? | La Raíz de la Palabra Halel
Salmo hebreo

A pesar de ser tan conocida esta palabra y abarcar un gran espacio en el marco del Tanaj, las Escrituras hebreas, el significado no es tan simple como debería serlo. El punto es que la palabra Salmo, como la conocemos en español, proviene del griego psalmos (ψαλμός), que es la palabra utilizada para referirse a un instrumento musical. La letra P al comienzo de la palabra, que fue preservada en lenguas como el inglés aunque no es pronunciada, es la primera latra de la palabra, pero fue descartada en el latín y posteriormente en el español.

En hebreo la palabra es Tehilim – תְּהִילִים en el plural y Tehilá – תְּהִילַה en singular. Tehilim es el nombre mismo del libro de los Salmos y la palabra es traducida como «alabanza/s». Pero como es costumbre, hay un significado mucho más extenso y profundo, como pasaremos a ver.

La palabra Halel, de la cual proviene la famosa palabra utilizada en todas las lenguas; Haleluyah, está relacionada con este sustantivo.

El texto original de los Salmos estaba en hebreo. De hecho, en tiempos de David haMélej, el rey David, alrederor del siglo 11 AC, se escribía son caracteres diferentes a los de hoy en día, conocidos hoy como el Paleo hebreo. Los manuscritos más antiguos con los que se cuenta son los encontrados en Qumrán, de mediados del siglo I. El hallazgo más importante fue en la cueva 11, en lo que se conoce como El Gran Rollo de los Salmos, que contiene 41 salmos: 7 apócrifos, incluyendo el Salmo 151, que aparece también en la Septuaginta).

Primera mención de la palabra

Comencemos por localizar esta palabra en la Torá. Si nos guiamos por la palabra «alabanza», cual les decía que es la traducción simple de la palabra Tehilim (o Tehilá en singular), llegaremos a Genesis 29:35, en donde dice que Leah dijo «Esta vez alabaré a YHVH», al tiempo que daba a luz a Judá, o Yehudá. No es muy difícil darse cuenta de que la palabra Yehudá no suena nada parecido a Tehilim, y esto es porque Yehudá viene de la palabra Odé (אוֹדֶ֣ה) de la raíz yadáh. Esta es la raíz de la palabra más conocida todáh, utilizada hasta hoy en día en hebreo moderno para decir gracias. Esta palabra tiene más que ver con el agradecimiento, o más concretamente «alzar los brazos en señal de agradecimiento», y es traducida ocasionalmente en el hebreo bíblico como el verbo alabar».

Por el otro lado, la palabra Tehilá, que es un sustantivo, aparece en distintas variantes en el Tanaj, especialmente en los libros de los profetas, y sólo tres veces en la Torá, el Pentateuco. La primera mención es en Éxodo 15, en el cántico de Moisés luego de cruzar el Mar Rojo, en donde dice del Todopoderoso «norá tehilot» y es incorrectamente traducido como terrible en maravillosas hazañas. Siendo la palabra norá mejor traducida como temible o digno de reverencia y tehilot siendo la forma femenina plural de tehilim, alabanzas. Pero para realmente comprender el significado de esta palabra de origen latín, no es suficiente con referirse al hebreo, sino que debemos analizar la palabra hebrea para encontrar la raíz verbal y así poder ahondar en la etimología de la misma, lo cual haremos en breve.

Utilización de los Salmos en la tradición judía

A los Salmos 113 hasta el 118 se les denomina tradicionalmente los Salmos Halel porque tienen que ver con la alabanza a Dios por la liberación de la esclavitud egipcia bajo Moisés. Por esta razón, estos salmos forman una parte importante del culto tradicional de Pésaj, la Pascua judía o bíblica. No cabe duda de que se tratan de los himnos que Jesús y sus discípulos cantaron en la noche en que instituyó la Cena del Señor (Mt 26.30​).

Entendiendo la palabra Tehilim no solo como «salmos» que se limitan al libro de los Salmos, podemos expandir y encontrar que hay varios himnos en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Mencioné Éxodo 15, que contiene no sólo uno de Moisés sino también de Miriam en el versículo 21. En el Nuevo Testamento se podría decir que el episodio en Lucas 1, en donde María pronuncia un cántico de alabanza, sería el equivalente a un Salmo.

Hay poesías de estilo salmódico que de hecho preceden a la misma tradición hebrea. Son de hecho abundantes en las tradiciones literarias sumeria, asiria y babilónica desde la más remota antigüedad. Estas culturas empleaban salmos en forma de himnos o lamentaciones.

Muchos himnos religiosos egipcios (especialmente el «Himno a Atón»), inspiraron en forma directa diferentes salmos, cuyo ejemplo más evidente es el Salmo 104. Las similitudes son bastante interesantes y difíciles de disputar, aunque no estaremos comentándolo en este estudio.

La raíz halal הלל

Como mencionaba antes, la raíz de la palabra Tehilá (salmo o alabanza) es halal, de donde proviene la palabra halelu-Yah, que es traducido como «alabad a Yah», siendo halelú la conjugación en forma imperativa plural, es decir, comandando una orden.

La palabra alabar que proviene del latín, se define como «el reconocimiento de los méritos o cualidades de una persona o de una cosa mediante expresiones o discursos favorables», pero veamos que más nos dice esta palabra en el hebreo.

Palabras relacionadas con esta raíz aparecen más de 160 veces en las Escrituras, pero no todas las instancias tienen la connotación de alabar. De hecho algunas de las traducciones de estos usos son: alabanza (117), gloria (14), jactancia (10), locura (8), brillo (3), insensatez (5), elogiado (2), rabia (2), entre otros.

Los usos más populares sí están relacionados con dar alabanza al Creador, especialmente en los Salmos, tal como:

Alabaré (ahalelah, אֲהַֽלְלָה) yo el nombre de Dios con cántico, Lo exaltaré con alabanza.

Salmo 69:30

Alabad (Halelu, הַלְלוּ) a Dios (Yah) en su santuario; Alabadle (Halelu-hu, הַֽלְלוּהוּ) en la magnificencia de su firmamento.

Salmo 150:1

Y muchísimas otras instancias…

Pero a veces las traducciones nos refieren a palabras completamente distintas, a pesar de ser en el hebreo la misma raíz:

Subid, caballos, y alborotaos (hitholelu, וְהִתְהֹלְלוּ), carros, y salgan los valientes; los etíopes y los de Put que toman escudo, y los de Lud que toman y entesan arco.

Jer. 46:9

No te jactes (tithalel,תִּתְהַלֵּל) del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.

Pro. 27:1

Las palabras alborotarse y jactarse no tienen ninguna conexión aparente con la palabra alabar, y sin embargo comparten la misma raíz en el hebreo. Es decir, los israelitas de la antigüedad consideraban que estos términos tenían una relación estrecha.

Para aumentar la confusión de los nuevos estudiantes de hebreo, incluso versículos como «Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad», en el Salmo 5, la palabra insesatos es holelim (הֽוֹלְלִים), la cual también proviene de la raíz halel.

Conclusión

A fin de llegar a nuestro desenlace y poder comprender cómo todas estas palabras pueden llegar a relacionarse, les voy a compartir un par de ejemplos que nos ayudarán a develar el significado más primordial de esta raíz verbal.

Dos de estas instancias aparecen en uno de los libros más antiguos, el libro de Job:

Cuando hacía resplandecer (be’hiló, בְּהִלּוֹ) sobre mi cabeza su lámpara, A cuya luz yo caminaba en la oscuridad;

Job 29:3

Si he mirado al sol cuando resplandecía (yahel, יָהֵל), O a la luna cuando iba hermosa,

Job 31:26

Podemos ver como en estas dos instancias, la raíz de la palabra, que aparece con una sola lamed en lugar de dos, indicando un significado más primordial, está relacionada con el concepto de brillar o resplandecer.

Y similarmente, conservando este significado pero siglos más tarde, escribió el profeta Isaías:

Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz (yahelu, יָהֵלּוּ); y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.

Is. 13:10

También en Isaías, en el siguiente capítulo, hablando del Lucero de la mañana que se cae del cielo (muchos lo interpretan como Lucifer en lugar del rey de Babilonia, de quien realmente se está hablando), la palabra lucero es Hilel en hebreo, que representa a la estrella más brillante en el cielo.

Podemos ver como todos estos conceptos nos remiten a algo que brilla o resplandece. Ahora, si nos devolvemos al concepto de alabar, ¿Cuál sería la conexión? – Alabar, que es una palabra vaga o poco concreta en el español, tiene la inferencia, que en realidad es bastante explícita cuando lo vemos en el hebreo, de atribuir brillo, o hacer brillar algo o a alguien. Es decir, cuando decimos Halelu-Yah estamos exortando a otros a atribuirle brillo o hacer resplandecer al Creador. Fantástico, ¿cierto?

Por último, ¿cuál es la conexión entonces con aquellos insensatos, locos, o alborotados, personas para las cuales se utiliza este término también? Bueno, alguien insensato es en realidad alguien que se jacta, es decir, que «se atribuye brillo a sí mismo», mientras que un loco o alborotado es alguien que «llama la atención», aunque no necesariamente por sus virtudes. Es decir, la misma palabra puede ser utilizada tanto con connotaciones positivas como negativas.

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